Ágreda fue durante toda la Edad Media una ciudad fortificada, configurada originalmente por cuatro recintos amurallados, independientes entre sí, conectados por puertas y defendidos por torreones.
Ejemplo de estas defensas es la Torre del Tirador, flanqueada por dos puertas, la de Almazán que permitía el acceso al recinto de San Miguel y la de Santiago, por la que se entraba al recinto de Ntra. Sra. de La Peña.
